Rompiste a llorar, allí, delante mío. No sé porqué, pero sí sé que era por mi culpa, que la sal del mar escocía en tus ojos por mi culpa. No me dejaste abrazarte.
No me dejaste abrazarte.
Subí las escaleras, sintiendo que algo se hacía trocitos muy pequeños dentro de mi. Realmente dolía. Lo que quiera que te hiciese fue horrible.
Ya arriba alguien cargó con una culpa merecida. Ese alguien había hecho algo para que eso ocurriera. Sentía que se merecía mis gritos.
Entonces subiste tú también. Me hablaste prácticamente normal. Pensé que eras realmente valiente.
No sé qué te hizo llorar en mi sueño, pero nunca me lo perdonaría si ocurriese en la realidad.
enero 05, 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 polaridades:
Lo que más duele es que alguien no te acepte un abrazo. Los abrazos son importantes.
Genial, y la última frase quedó redonda.
Te sigo, ¿vale?
Un abrazo.
Siempre soñando, no?
salut!
Enric
Publicar un comentario
Sálvate si puedes